En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, el sacerdote novohispano Miguel Hidalgo y Costilla mandó a repicar las campanas de su parroquia, ubicada en el pueblo de Dolores, en la Intendencia de Guanajuato. Una vez reunidos sus feligreses, los incitó a iniciar una lucha en nombre de “nuestra madre Santísima de Guadalupe” y en contra “del mal gobierno”. A este acto se le conoce como “el grito de Dolores”.
